Cometido de agradar a Dios

Testimonio personal de Jorge Diego Maurín publicado en el Diario de Cuyo, de la Provincia de San Juan. Recuerda su encuentro con el mensaje de San Josemaría.

Hace mucho, escuché a un colega mío, integrante de un movimiento de la Iglesia Católica que, hablando de otras instituciones del catolicismo a las que él no pertenecía, se refirió al Opus Dei, fundado en 1928 por San Josemaría Escrivá de Balaguer (1902-1975). Veinte años después me invitaron a una meditación que daría en San Juan, un sacerdote uruguayo de la Obra. Asistí a esa charla y constaté que se enseñaba qué quiere decir santificarse en el trabajo cotidiano. Esto es, no el hacer cosas espectaculares, sino en realizar el trabajo lícito, del que cada uno come, vive y saca adelante su familia diariamente, del mejor modo posible, dándose a los demás y también agradando de ese modo a Dios. Usando una síntesis de lenguaje común, lo que enseña el Opus Dei es a hacer bien lo ordinario, buscando agradar a Dios de ese modo.

Antes de conocer la Obra pensaba que era necesario que en la Iglesia surgieran instituciones que ayudaran a vivir correctamente a hombres y mujeres. En la política, como ama de casa, en la actuación desempeñada en cada oficio o profesión, en la condición de hijo o de padre, en la de estudiante, comerciante o en cualquier otra honrada. Luego de conocer la Obra, advertí que una de esas instituciones ya existía y era el Opus Dei.

San Josemaría era un sacerdote de personalidad arrolladora que sólo sabía y quería hablar de Dios y servir a la Iglesia. Dedicó su vida a eso y a recordar que la plenitud de la vida cristiana es posible en las circunstancias de la vida de todos los días. Como nos dijo cuando estuvo en Argentina, en el teatro Coliseo de Buenos Aires, un 23 de junio: "Meteos por todos los rincones. Donde una persona honrada puede vivir, ahí encontraremos aire para respirar. Ahí debemos estar con nuestra alegría, con nuestra paz interior, con nuestro afán de llevar las almas a Cristo."

Hace ocho años que soy supernumerario del Opus Dei. Soy casado, con cuatro hijos, yernos y nietos, y ejerzo mi profesión de abogado, además de ser dueño de una perrita. También soy consciente de que todos los días debo librar una pequeña o gran lucha interior para levantarme de mis caídas, por mejorar, tanto en lo interior como en mi caridad con los demás. A eso lo llamó San Josemaría "santificarse en el trabajo profesional y en el cumplimiento de los deberes ordinarios del cristiano".

Dr. Jorge Diego Maurín

Diario de Cuyo - San Juan