El Credo de la Iglesia católica

El Credo constituye el hilo conductor de “Creo, creemos”, libro electrónico que Mons. Javier Echevarría publicó al finalizar el Año de la fe (2013). Adjuntamos las fórmulas del Credo apostólico y el niceno (Nicea-Constantinopla).

Libro electrónico sobre el Credo de la Iglesia católica
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Durante el Año de la fe, Mons. Javier Echevarría profundizó en el contenido del Credo (cfr. Carta apostólica Porta fidei, 11-X-2011, n. 9). Desde octubre de 2012 a noviembre de 2013 (fechas de comienzo y término de dicho tiempo), dedicó sus cartas pastorales mensuales a comentar los artículos del Credo, que se recitan en la Santa Misa los domingos, en las solemnidades litúrgicas y en algunas otras ocasiones especiales.

Al terminar este tiempo de confesión y profundización en la fe recibida y transmitida por la Iglesia, estos comentarios se reunieron en un libro electrónico.

Siguiendo el magisterio de Benedicto XVI y del Santo Padre Francisco, y aplicando esas enseñanzas a las circunstancias de la vida ordinaria, Mons. Echevarría ofrece una pauta para meditar con frecuencia sobre estas verdades básicas de nuestra fe católica.


Como afirma el Catecismo de la Iglesia católica, "Creo" (Símbolo de los Apóstoles) es la fe de la Iglesia profesada personalmente por cada creyente, principalmente en su bautismo. "Creemos" (Símbolo de Nicea-Constantinopla, en el original griego): es la fe de la Iglesia confesada por los obispos reunidos en Concilio o, más generalmente, por la asamblea litúrgica de los creyentes. "Creo", es también la Iglesia, nuestra Madre, que responde a Dios por su fe y que nos enseña a decir: "creo", "creemos".

Credo apostólico (Símbolo de los Apóstoles)

Creo en Dios,
Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo,
Nuestro Señor,
que fue concebido por obra y
gracia del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio
Pilato
fue crucificado,
muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre
los muertos,
subió a los cielos
y está sentado a la derecha
de Dios, Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a
juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén.

Credo de la Iglesia católica. Símbolo de los Apóstoles

Se llama apostólico porque es el resumen de la fe de los apóstoles, la esencia de lo que transmitieron al mundo. Sintetiza lo que emana del Evangelio y de las Escrituras y es el símbolo bautismal de la Iglesia Romana.


Credo de Nicea-Constantinopla

Creo en un solo Dios,
Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los
siglos: Dios de Dios, Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros, los hombres, y
por nuestra salvación bajó del cielo,
y por obra del Espíritu Santo se
encarnó de María, la Virgen, y se
hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilato;
padeció
y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las
Escrituras,
y subió al cielo,
y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria para
juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe
una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una,
santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo Bautismo
para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro.
Amén.

Credo de Nicea-Constantinopla

El Credo Niceo es más largo que el Símbolo de los Apóstoles, ya que es más explícito. Se formuló entre el concilio de Nicea (325 d.C.) y el de Constantinopla (381 d.C.) en el siglo IV d.C. 

La nueva fórmula es una respuesta a la herejía arriana que negaba la Trinidad sosteniendo que Cristo fue creado, y por tanto que no es eterno; en ese sentido el credo Niceo aclara: «Creo en un solo Señor, Jesucristo [...] engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre». Además este credo es un símbolo común a la Iglesia Católica y a las iglesias ortodoxas, ya que fue formulado antes del cisma de Oriente (1054 d.C.).

Publicado originalmente en el año 2013