El Papa, en Baviera: “El mundo tiene necesidad de Dios”

Breves extractos de los discursos del Santo Padre en su viaje a Alemania. El hombre, la familia y la sociedad necesitan a Dios: este es el mensaje de Benedicto XVI.

Llegada del Papa a Münich.

10 septiembre. Munich, Plaza de María. En el centro de esta plaza se halla la "Mariensäule" (Columna de la Virgen). En lo alto, hay una estatua de bronce dorado de la Virgen, patrona de Baviera, que fue erigida en 1638 por Maximilian I, en acción de gracias por el fin de la ocupación sueca de la ciudad durante la guerra de los Treinta años. 

El Papa fue obispo de esta diócesis, como sucesor de san Corbiniano. Según la leyenda, un oso había despedazado el caballo del santo cuando se dirigía a Roma. Corbiniano le reprochó por aquella fechoría y, en castigo, le cargó en sus lomos la carga que hasta ese momento había llevado el caballo.

"San Corbiniano dejó libre al oso al llegar a Roma. En mi caso, el ‘Amo’ ha decidido otra cosa. Me encuentro, por tanto, de nuevo a los pies de la "Mariensäule" para implorar la intercesión y la bendición de la Madre de Dios, este vez no sólo para la ciudad de Munich y para Baviera, sino para la Iglesia universal y para todos los seres humanos de buena voluntad".

(Dirigiéndose a la Virgen) "Nuestros antepasados, en un período de tribulación, erigieron aquí, en el centro de la ciudad de Munich, tu imagen, para confiarte la ciudad y el país. Querían encontrarte siempre en sus caminos ordinarios y aprender de Ti cómo vivir de modo justo su existencia humana. Ayúdanos -concluyó el Papa- a tener paciencia y a ser humildes, a ser libres y valientes, como lo fuiste Tú en el momento de la Cruz.

10 septiembre. Misa en Münich. Ante 250.000 personas, el Papa habló en la homilía sobre el rostro que Occidente presenta a otras culturas, un rostro en el que la imagen de Dios se va desvaneciendo.

Columna de la Virgen, a quien el Santo Padre dirigió su oración.

"Si [Occidente] sólo transmite conocimientos, habilidades, capacidad técnica e instrumentos, se transmite poco. Entonces entran en seguida en juego los mecanismos de la violencia, y la capacidad de destruir y de matar se convierte en la capacidad predominante para alcanzar el poder. De esta forma, se aleja cada vez más de la reconciliación, del compromiso común por la justicia y el amor".

"Las poblaciones de Africa y de Asia admiran nuestras capacidades técnicas y nuestra ciencia, pero al mismo tiempo, se asustan frente a un tipo de razón que excluye totalmente a Dios de la visión del hombre, considerando ésta la forma más sublime de la razón, que hay que imponer también a sus culturas. La verdadera amenaza para su identidad no la ven en la fe cristiana, sino en el desprecio de Dios y en el cinismo que considera la falta de respeto por lo sagrado un derecho de la libertad y convierte la utilidad en criterio moral supremo para los futuros éxitos de la investigación".

"¡Este cinismo no es el tipo de tolerancia y de apertura cultural que esperan los pueblos y que deseamos todos! La tolerancia de la que tenemos necesidad urgente comprende el temor de Dios, el respeto de lo que para otros es sagrado. Este sentido de respeto sólo puede ser regenerado en el mundo occidental si crece de nuevo la fe en Dios, si Dios está presente de nuevo en nosotros. Esta fe no la imponemos a nadie. La fe solo se puede desarrollar en la libertad. Sin embargo, pedimos a los seres humanos que, en el ejercicio de su libertad, se abran a Dios, que lo busquen y lo escuchen".

"El mundo tiene necesidad de Dios. Nosotros tenemos necesidad de Dios. ¿De qué Dios?. Del Dios, dijo, cuya "venganza" es la Cruz: el "No" a la violencia, el amor hasta el final. No somos irrespetuosos con las otras religiones y culturas, con la profunda veneración por su fe, si confesamos con voz alta y sin medios términos a aquel Dios que opone su sufrimiento a la violencia; que frente al mal y a su poder eleva, como límite y superación, su misericordia. Dirigimos a El nuestra súplica -concluyó-, para que esté con nosotros y nos ayude a ser sus testigos creíbles".

"La verdadera amenaza para su identidad [Asia y África] no la ven en la fe cristiana, sino en el desprecio de Dios y en el cinismo que considera la falta de respeto por lo sagrado un derecho de la libertad"

10 septiembre. Catedral de Nuestra Señora de Munich. El templo, edificado entre 1468 y 1488, fue casi completamente destruido durante la Segunda Guerra Mundial. Al encuentro asistían niños que han hecho la primera Comunión y sus familias.

“Durante nuestra vida, todos estamos en camino y queremos descubrir la senda justa. No queremos decir al final: he tomado el camino equivocado, mi vida ha fracasado".

"Acompañad a vuestros hijos en el camino hacia la Comunión. Id con ellos a la iglesia para participar en la celebración eucarística de los domingos. No es tiempo perdido, toda la semana es más hermosa si participáis juntos en la liturgia dominical. Rezad juntos en casa. La oración nos lleva no solamente hacia Dios sino también unos hacia otros".

Benedicto XVI. Foto: Efe.

"Os pido que tengáis presente en la escuela la búsqueda de Dios. Sé que en nuestro mundo pluralista es difícil poner en marcha en la escuela el tema de la fe. Estimulad a los alumnos a preguntarse dónde venimos y a dónde vamos en nuestra vida".

“Haced todo lo posible para hacer de la parroquia una patria interior para la gente donde se experimente la familia de la Iglesia universal".

11 septiembre 2006. Santuario mariano de Altötting (Baviera) Según la leyenda el obispo Rupertus von Salzburg bautizó en este lugar en el siglo VIII al primer duque bávaro de fe católica. En 1330 se colocó en el primitivo templo una imagen de la Virgen María con el Niño Jesús y en 1489 la iglesia fue escenario de dos apariciones de Nuestra Señora que le dieron la fama de la que todavía disfruta. El templo custodia además, en urnas de argento, los corazones de todos los reyes de Baviera.

[María, en el Evangelio de las bodas de Caná], "pide a su Hijo que ayude a los amigos que se encuentran en dificultad" pero se dirige a Él, "no solamente como a un hombre, sobre cuya fantasía y disponibilidad a ayudar cuenta", sino que "confía una necesidad humana a su poder que va más allá de la acción y la capacidad humanas". Sin embargo, "no dice a Jesús qué es lo que tiene que hacer; no le pide en absoluto un milagro, sencillamente le confía la situación y deja la decisión en sus manos".

La respuesta de Jesús a María: "Mujer, ¿qué nos importa a ti y a mí? Todavía no ha llegado mi hora", no presupone desatención, sino que anticipa "el lugar de María en la historia de la salvación" cuando en la Cruz, Jesús "hará de su madre la madre de todos sus discípulos. María representa la mujer nueva y definitiva, compañera del Redentor y madre nuestra: el apelativo, aparentemente poco afectuoso, expresa en cambio la grandeza de su misión".

Cristo y su madre están unidos, por la aceptación de la voluntad de Dios que María hace patente durante la Anunciación. "En este doble sí, la obediencia del Hijo se hace cuerpo, María le da el cuerpo. Lo que tienen que ver uno con otra es este doble sí. El Señor se refiere con su palabra a este punto de su unidad profunda".

Por eso, "Jesús no actúa nunca solo para sí, ni para complacer a los demás. Actúa partiendo siempre de la voluntad del Padre". En el episodio de Caná "no juega con su poder en un asunto, en el fondo, personal. Da una señal, con la que anuncia su hora. En la señal de la transformación del agua en vino, en la señal del regalo de fiesta, anticipa su hora ya desde este momento".

La visita del Papa alemán ha entusiasmado a sus compatriotas.